
EMBARAZO DEL PRÍNCIPE REAL Temporada completa 1&2
La campaña online #ChildrenAndGenocide contó con 14 historias personales escritas y publicadas por partes, siguiendo el modelo de la plataforma Humans of Amsterdam. Las partes de cada historia están numeradas para reflejar cómo se publicaron originalmente y cada parte tiene su correspondiente retrato que puede encontrarse en galerías de imágenes individuales.
“Antes de que yo naciera, mis padres decidieron no tener más hijos. Cuando mi madre volvió a quedarse embarazada, mi padre bromeó diciendo que no era su bebé. Crecí en un pequeño pueblo cerca de la frontera serbia. Cuando tenía diez meses, mi padre falleció. Mi madre tuvo que cuidar sola de cinco hijos. Por suerte, teníamos a nuestro tío Redzo, que nos ayudaba mucho. Era como un padre para nosotros. Siempre nos hacía reír. Redzo tenía una dentadura postiza. A veces, durante la cena, se le caían y no podíamos parar de reír. Incluso cuando no intentaba ser gracioso, nos hacía reír. El 18 de septiembre de 1993 cayó una granada en nuestra escuela. Yo sólo tenía 6 años. El tío Redzo nos dijo que fuéramos a Srebrenica, donde estaríamos más seguros. Mi madre empaquetó algunas cosas y nos fuimos. Caminamos 22 kilómetros. Cuando llegamos a Srebrenica, nos alojamos en casa de un pariente. Compartíamos una habitación pequeña. Recuerdo que siempre estábamos buscando comida. De vez en cuando, caía del cielo un paracaídas con comida. Un día, un paquete de comida cayó justo en el patio trasero de nuestra casa. Estábamos todos muy contentos. Aún recuerdo el sabor de la mantequilla de cacahuete y el queso feta”.
La hija adolescente del tío Sug está embarazada OTRA VEZ? DONDE
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AGONÍA TÍA Y TÍA 2 La vida después de un aborto espontáneo, I
Tuve mi primer hijo cuando tenía 17 años; fue un shock para el sistema. No sabía que estaba embarazada hasta que di a luz a un niño prematuro de 2-3 meses que nació el 25 de noviembre de 2006 a las 11:30 de la mañana y pesó sólo 3 libras y 6 onzas. Nació en casa, en el cuarto de baño, y le di a luz yo misma. Le llamé Callum. Estaba asustada y no sabía qué hacer. Me preocupaba que algo fuera mal. Estuvo en el hospital durante semanas en una incubadora y cada vez que lo veía me echaba a llorar, pero ahora tiene 5 años y nunca se habría sabido que era un bebé prematuro.
Unos años más tarde me enteré de que estaba embarazada de nuevo y me alegré muchísimo de que Callum fuera a tener un hermanito con el que jugar. Tuve un embarazo tan fácil que me sentí genial. Rompí aguas a la 1:30 de la tarde en la misma casa en la que di a luz a Callum, pero esta vez llegué al hospital. Tuve otro niño que nació en la Stirling Royal Infirmary un mes antes de tiempo. Fue un parto normal a las 19:32 del 6 de julio de 2009, pesó 2,5 kg y lo llamé Robbie después de una hora intentando decidirme. Estaba muy contenta.
Una madre descubre que su hija está embarazada de su tío.
“Siempre he sabido que quería ser madre. Pero eso no quiere decir que siempre estuviera preparada o interesada en los niños. En mi infancia y adolescencia, nunca fui esa chica a la que le gustaba jugar con bebés. Sinceramente, sentía que no sabía qué hacer. Al ser la más joven de mi familia, me resultaba muy extraño estar con niños pequeños (incluso con todos mis intentos de hacer de canguro). No fue hasta que, siendo una estudiante universitaria de 19 años, me ofrecieron un trabajo de niñera de larga duración que mi vida cambió por completo. Aprendí mucho, llamé muchas veces a mi madre para pedirle consejo y tuve una jefa muy paciente y cariñosa. Rápidamente aprendí que adoraba a los niños. Y no sólo eso, sino que los quería como si fueran míos. De repente, me resultaba fácil querer a los niños. A medida que fui madurando, descubrí que ese amor que sentía por niños que no eran míos era realmente un don. Por aquel entonces no sabía hasta qué punto mis nueve años de niñera influirían en mi introducción a la adopción.
Mi marido Chase y yo llevábamos un año casados cuando empezamos a hablar de tener hijos. Siempre habíamos hablado de tener cuatro o cinco y, como yo tenía 24 años, me pareció una buena edad para empezar a intentarlo. Cuando se cumplió el primer año sin señales de embarazo, empecé a preguntarme si seríamos esa pareja a la que le cuesta quedarse embarazada. Recuerdo que en aquel momento sentí un hervidero de preocupación dentro de mí, pero me dije a mí misma que le diera un poco más de tiempo. Ten paciencia, sólo ha pasado un año. Pero cuando pasaron otros seis meses, decidimos consultar a un especialista en fertilidad. Acabé sometiéndome a una operación opcional de útero bicorne pensando que eso podría solucionar el problema. Sin embargo, tras otros dos años de intentos, seguíamos sin quedarnos embarazados. Fue entonces cuando por fin nos dimos cuenta de que necesitábamos que mi marido se hiciera un chequeo.